Hoy domingo 10 de septiembre, se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una jornada en la que visibilizar este problema de salud pública y reivindicar ante los organismos públicos la necesidad de herramientas e inversión para la prevención de la conducta suicida.
Los datos publicados por el INE (Instituto Nacional de Estadística) son demoledores: 4.097 fueron las muertes por suicidio registradas en España en el pasado año 2022, suponiendo un aumento del 2,3% respecto al año anterior. De esa cifra, 345 suicidios fueron en personas menores de 30 años, y 72 en adolescentes de 15 a 19 años. Sin duda, datos alarmantes que ponen de manifiesto este gran problema de salud pública existente en nuestro país y la necesidad de elaborar planes nacionales para la prevención del suicidio.
En muchas ocasiones, se ha desaconsejado hablar de este asunto por miedo a que la conducta suicida se incremente, pero la realidad es que es necesario hablar abiertamente de suicidio, siempre desde una postura responsable y con información veraz, como herramienta útil para la prevención. Y es aquí donde los medios de comunicación tienen un papel fundamental.
Según el manual Recomendaciones para el tratamiento del suicidio en los medios de comunicación, elaborado por el Ministerio de Sanidad en 2020, “los medios de comunicación pueden tener una influencia en la conducta suicida de la población que puede ser tanto perjudicial como preventiva, según cuáles sean las características y el tratamiento de la información elaborada”. La realidad actual sobre la conducta suicida hace necesario que se superen los hábitos tradicionales que silencian el suicidio en medios, tratándolo como un tema tabú. “El silencio informativo no es una opción. El sensacionalismo, tampoco”.
Es lo denominado efecto Papageno, que hace referencia a la labor positiva de los medios de comunicación al informar responsablemente sobre la conducta suicida, como herramienta para la concienciación social sobre este problema de salud pública, contando con testimonios positivos en primera persona con el fin de sensibilizar a la sociedad de manera más eficaz.
En definitiva, el efecto Papageno supone otorgar herramientas para la prevención del suicidio a través de un uso adecuado de la información.
La propia OMS (Organización Mundial de la Salud) en el año 2017, publicó una serie de recomendaciones a la hora de la elaboración de información sobre muertes por suicidio por parte de profesionales de la comunicación. Entre ellas, destaca la necesidad de resaltar las alternativas al suicidio que ilustren cómo afrontar las circunstancias adversas, proporcionar información sobre recursos comunitarios y líneas de ayuda, así como aportar información sobre factores protectores, factores de riesgo y señales de alarma.
Para ello, no es solo necesario formar a los y las profesionales de la comunicación, hay que tomar este asunto de raíz y educar en este aspecto. La formación y sensibilización sobre este asunto a futuros profesionales de la comunicación debe ser una realidad, para que el uso responsable de este tipo de información se interiorice desde el primer momento y sea una herramienta útil y real para la prevención. Por ello, es fundamental que los medios y las escuelas de comunicación otorguen nuevas reglas y formas para el tratamiento informativo, para que de esta forma llegue a la población la información adecuada que ayude a cumplir con el objetivo de la prevención.
Ya es hora de visibilizar de lo que eternamente ha sido silenciado, ya es hora de articularnos como sociedad para acabar con este problema social, ya es hora de que hablemos de suicidio. Es la única forma de prevenirlo.